Tragedia
Detrás del tiempo perdido solo me queda el recuerdo, un suspiro intenso que encoge mi alma. Recuerdo de dos cafés de la mañana, dulce y amargo al mismo tiempo, las dos al unísono. El reflejo de tu pelo revuelto en mi retina y en las tuyas mi ser contemplándote como siempre.
Me persigue la línea curva de tu sonrisa que guarda los mil besos que yo anhelo, junto a la caída de tus ojos que derrite toda mi fuerza.
Tiempo pasado donde al despertar, vislumbraba tu rostro apoyado en tus manos tranquilas y me inundaba de esa paz que sólo tú me puedes dar.
Derribando muros en nuestras luchas llenas de locura y repletas del amor inmenso que nos une y nos separa al mismo tiempo.
Pensamientos que divagan a cada segundo sin cese alguno, a todas horas, repletos de angustia. Desesperación por haberte perdido en un breve intento de felicidad que apenas ha durado ese suspiro.
He perdido el roce de tu piel y mis manos ya no se encuentran al anochecer con tus siete lunares ni con tus pálidas mejillas.
Una breve imagen de lo grande que se hizo mi corazón antes de quebrarse en mil pedazos tras escuchar tu no quiero.
Cientos de mares llorados para acunar ese nudo que tu pérdida causa en mis entrañas.
Desgarros de dolor en mis oídos que ya no escucharán más mi voz preferida.
Tiempo pasado donde mis manos se aferraban a tus dedos para sentir tu calor.
¿Qué se hace cuando pierdes lo que has anhelado toda tu existencia?
¿Cómo se repone la vida cuando lo más maravilloso muere?
Detrás del tiempo pasado sólo me queda el oxígeno inerte que ya no exalará la pasión no retenida. Me consuelo imaginando regresos, donde tus abrazos acuden a salvarme de ésta, mi tragedia.
A la espera quedo de que escuches mis gritos apagados y corras en mi búsqueda para salvarme de esta oscuridad que me cubre…