
Así eras tú de impredecible,
Tan tuya que nadie lograba descifrarte.
En tu interior cordura y locura,
A veces serena y otras bravura.
Podía ser calma en corazones veloces,
O acelerarte el pulso y hacer que explotes.
Desatar tormentas precedidas de sosiego
Y ser como el más puro de los venenos.
Brillabas como nadie en mi retina,
En mi recuerdo belleza como tú no existía.
Te empeñaste en apagarme por dentro
Y deseé cruzar las puertas del Averno.
Hacías resonar tu voz en mi alma
A gritos o a susurros quebrabas mi calma.
Te ví siendo fuego y también puro hielo
Serás siempre la Diosa de éste mi infierno.