Tu melodía.

Me empequeñezco en el Universo de tus lunares,
adorando perderme en ellos y en las líneas que te definen.
Creyéndose mis yemas compositoras de la melodia que suscitas,
acariciándote como a un preciado  instrumento de Cuerda.
 
Emites suspiros al ritmo de las notas que decido tocar,
Llenando mis oídos de una sinfonía perfecta.
Esa voz que tanto anhelo escuchar cuando no andas cerca, 
que provoca amaneceres esculpidos en piedra.
 
Te contoneas y me brindas puñados de esclaofríos,
logrando una coreografia de pasos sordos. 
Y nos movemos al compás del himno que creamos, 
saboreando la caída libre de nuestro tíovivo privado.