
Sentía que iba a explotar de deseo con sólo poder vislumbrarla!
La tenía entre mis manos sin apenas rozarla, cálida, aquella mujer anhelada tantas noches… Pude recorrer sus hermosos senos con mis labios entreabiertos y sentir como se erizaba su piel, hasta suplicarme a través de su mirada, que la hiciese mía.
Así lo hice; como quien recorre el más bello instrumento logrando un desenlace de éxtasis, como si de la más bella sinfonía se tratase.